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23/1/2022

¿Qué son las comunidades energéticas?

En el momento actual, están apareciendo múltiples fórmulas alternativas al negocio tradicional de la compra y la generación de energía. Las causas de esta búsqueda no son nuevas, dado que la preocupación por el medio ambiente ya es una constante presente en los últimos años.

Sin embargo, han aflorado nuevas preocupaciones como la creciente despoblación y la pérdida de comunicaciones con los entornos rurales, así como el descontrol generalizado de los mercados energéticos. Si bien las preocupaciones anteriores pueden no tener nada en común, en realidad está naciendo una solución para ambas. Estamos hablando del auge de las comunidades energéticas, como pieza clave en el proceso de transformación del modelo actual.

A continuación vamos a desarrollar el concepto: qué son y en qué consisten las comunidades energéticas, cuáles son los participantes en las mismas; como funcionan y qué beneficios aportan tanto a sus participantes como a la sociedad


Qué son las comunidades energéticas

Las comunidades energéticas son entidades jurídicas que tienen como objetivo ofrecer beneficios medioambientales a una comunidad de miembros, sin intención de generar rentabilidades a nivel económico. Estos beneficios pueden perseguirse mediante la generación de energía renovable, distribución, suministro eficiente, consumo eficiente, movilidad sostenible, entre otros beneficios sostenibles para la comunidad.

Estas entidades pueden estar formadas por miembros, que pueden ser desde personas físicas, personas jurídicas, asociaciones, empresas e incluso administraciones públicas.

Autoconsumo colectivo en un edificio de viviendas

Si bien es cierto que este concepto nació en el seno de la legislación europea en 2016, todavía no existe en España una normativa que regule su condición ni funcionamiento. A pesar de ello, su futuro no será una incógnita, ya que tanto la Directiva de regulación del mercado interior de la electricidad como la Directiva europea de energías renovables ya las reconocen, así como muchos estados miembros de la Unión Europea.

En España, el Real Decreto 244/2019 por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica introdujo elementos clave para el futuro de las comunidades energéticas, dado que estas se construirán sobre el concepto del autoconsumo (producción de energía para el propio uso y distribución eficiente de la energía excedentaria), así como en el concepto de proximidad.


Quién puede participar

Siguiendo con el hilo del Real Decreto anterior (recordamos que todavía no existe una norma específica que regule las comunidades energéticas), existe el concepto llamado “instalaciones de producción próximas a las de consumo”, destinadas a generar energía para suministrar a uno o más consumidores, así como a gestionar la energía excedentaria, siempre y cuando se cumplan varios requisitos:

  • Las instalaciones están conectadas a la red de los consumidores asociados.
  • Las instalaciones se encuentren a una distancia inferior a los 500 metros de los consumidores.
Edificios con placas fotovoltaicas

En este contexto, encontramos una serie de participantes dentro de la comunidad:

  • Consumidor: el consumidor es aquel que consume energía generada por parte de los productores de la comunidad, sin tener condición de productor. La energía consumida que no provenga de la comunidad será adquirida directamente de la red tradicional.
  • Consumidor productor o prosumidor: es aquel que tiene doble condición: por un lado, genera energía y la autoconsume, y vuelca el excedente a la comunidad. El déficit de energía que pueda tener también provendrá de la red tradicional o bien de la energía excedentaria de la comunidad.
  • Productor no consumidor: puede haber casos en los que exista un productor que no tenga condición de consumidor. En este caso, este participante actúa como pulmón de la comunidad, aportando energía renovable consumida por los dos integrantes anteriores.

Para que el sistema funcione, suele ser necesario un cuarto participante: una comercializadora que se encargue de gestionar los flujos de energía y opere como comprador de energía en momentos de déficit, y asigne los sobrantes de energía en momentos de superávit. 


Funcionamiento y gestión

El funcionamiento de este tipo de comunidades puede ser muy diverso, y dependerá del grado de autonomía de cada comunidad. Por un lado, es importante tener en cuenta el grado de inversión a efectuar y la asignación de la energía producida entre los miembros de la comunidad. En este contexto, cada consumidor asociado a la comunidad debería asumir la parte proporcional del coste de la comunidad, y entre todos comparten la energía generada.

No obstante, también se están desarrollando modelos en los cuales entra un agente externo que ofrece la financiación de las instalaciones y se convierte en el propietario de la comunidad. A cambio, asigna a cada miembro un precio por la energía suministrada, y gestiona los excedentes comunitarios.

En todo caso, la clave en el funcionamiento de la comunidad será el grado de complejidad y de gestión. Para comunidades pequeñas, como por ejemplo un bloque de viviendas, lo más lógico sería recurrir a modalidades como el autoconsumo compartido. Por otro lado, si estamos ante comunidades complejas con múltiples miembros consumidores y productores a la vez, es recomendable que una entidad externa entre en la comunidad en calidad de gestor.


Beneficios de las comunidades energéticas

Los beneficios de las comunidades energéticas son verdaderamente relevantes. Desde un punto de vista medioambiental, los participantes de las comunidades consumirán energía limpia en una proporción importante, y por ello, demandarán menos energía de la red que en muchos casos proviene de fuentes no renovables.

Desde el punto de vista económico, los consumidores gozarán de energía limpia a un precio muy reducido (en función del grado de amortización de las instalaciones, o bien del precio establecido por el gestor de la comunidad). Por otro lado, los productores consumidores también recibirán compensación económica por la energía vertida a la comunidad. 

En el caso de comunidades que utilicen la producción de energía para abastecer zonas comunes (imaginemos una urbanización residencial), la reducción de costes también redunda en beneficio de todos los miembros de la urbanización, al reducir parte del coste eléctrico de la red.

Por último, se debe tener en cuenta que el kWh generado en una instalación de este tipo (<500m) no paga ATR (peajes ni cargos), y está exento del pago del impuesto a la generación del 7%.

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