gestion activa
28/1/2021

Cómo prevenir la próxima subida del precio de la luz: la verdadera importancia de la gestión activa

Factores que afectan al coste de la factura

A lo largo de las últimas semanas, el mercado de la electricidad y gas español ha estado en boca de todos los medios de comunicación, debido a la importante subida del coste de la factura que se ha producido. Sin entrar en el eterno debate de si la construcción del importe de la factura es correcta o no en España, la idea que ha calado en la opinión pública es que los mercados energéticos son peligrosos ya que dependen de múltiples factores que elevan o hunden el coste de la energía, totalmente incontrolables por parte del consumidor medio.


Factores que afectan al coste de la factura

Por un lado, hay un elemento cierto en todo lo anterior: el coste final de la factura de luz y de gas depende de múltiples factores. Desde la incertidumbre climatológica, hasta el aumento de la demanda, pasando por factores geoestratégicos, como las tensiones mundiales en el ámbito gasista. Pero por otro lado, no es conveniente decir que el mercado es peligroso. Todos los centros organizados de contratación de luz y gas que existen en la actualidad son peligrosos si no se opera adecuadamente, si los consumidores que están expuestos a los mismos no entienden su funcionamiento, o bien si estos sujetos operan sin la participación de una persona de confianza que lo entienda por ellos. Estar en esa posición de incertidumbre es lo realmente peligroso. Afortunadamente, existen herramientas que permiten escapar de esos peligros. Estas herramientas se basan en una única idea: estrategia y confianza.

El procedimiento de compra de luz y gas no es tarea fácil si se adopta una posición pasiva. Entendemos la posición pasiva como aquella en la que el consumidor consume electricidad o gas del sistema y está expuesto a la variabilidad del mismo, sin tomar ninguna acción. El hecho de firmar un contrato de adquisición de energía en modalidad indexada (o variable) sin ejercer un control sobre las tendencias de la electricidad o del gas, o bien firmar un contrato de suministro en precio fijo sin preocuparse por el momento del año en el que se firma, son dos claros ejemplos de gestión pasiva.


fuentes

Pagar la energía al mejor precio mediante la gestión activa

En contraposición con lo anterior, encontramos la posición activa. Adoptar una posición activa significa preocuparse por encontrar el mejor momento posible para contratar, ya sea en una modalidad variable o bien en una modalidad a precio fijo. Las acciones que se deben tomar en una posición eficiente son muy variables, y requieren de un mínimo de conocimientos sobre los movimientos que se producen en este tipo de mercados.

La elección de la modalidad de contratación en fijo o en indexado dependen, sin lugar a duda, de la aversión al riesgo de cada consumidor. De esta forma, un cliente conservador siempre preferirá pagar el mismo importe cada mes, a pesar de que sea la opción más cara. Si nos fijamos en otro tipo de consumidor con menos aversión al riesgo, probablemente optará por la modalidad de contratación en precio variable. En este segundo caso, el consumidor que escoja la modalidad indexada probablemente sabrá que escoge la opción más económica (si nos guiamos por los datos históricos), asumiendo en todo momento que la tendencia histórica puede girarse en su contra.


¿Qué estrategia de compra de la luz y el gas conviene a cada usuario?

Lo cierto es que ambas decisiones (contratar a precio fijo o variable) serán correctas si el consumidor adopta una posición activa: el consumidor que prefiera contratar un precio único durante todo el periodo adoptará una posición activa si se preocupa por firmar en el momento indicado del año; es el momento en el que el mercado reflejará la tendencia bajista. Esto será así porque los comercializadores aplicarán esa tendencia en los precios ofrecidos. Mientras que un cliente que contrate en modalidad variable se preocupará de la evolución de las tendencias para solicitar ordenes de compra de luz y gas en aquellos momentos de tendencia bajista. 

A pesar de ello, la gestión activa requiere dedicación y conocimientos. Los consumidores, sobre todo empresas y PYMES españolas, deben dedicar sus esfuerzos a sus negocios, y delegar todas aquellas cuestiones externas a los profesionales cualificados. Deben ser estos los que deben poner a trabajar sus recursos y proporcionar una gestión eficiente y de calidad.


Las empresas deben confiar en un gestión experta y cualificada

Lo que sí debe conocer el consumidor es la diferencia entre la gestión pasiva y la gestión activa. Su responsabilidad debe ser elegir adecuadamente a su gestor, aquel profesional que trabaje de forma eficiente y dinámica y no de forma pasiva, porque de la citada elección, dependerán cientos o miles de euros de reducción de costes a final de año.

Muchas veces ocurre que el usuario se deja guiar por el importe final: recopila propuestas de innumerables comercializadores, gestores y asesores. La propuesta económica de un gestor o de un comercializador puede ser más ventajosa que el de otro en un determinado momento, pero la pregunta que en todo momento se debe plantear el usuario es: ¿es realmente ahora el momento de firmar? ¿el gestor ganador en precio me está realmente ofreciendo una gestión activa de mi suministro? ¿realmente me conviene firmar por precio, o me conviene asesoramiento?

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Un ejemplo clásico es el de la caída de los costes energéticos durante la crisis del COVID-19 en España. La experiencia nos enseñó que ese momento era ideal para comprar una gestión activa. Sin embargo, muchos consumidores no dieron el paso correcto y postergaron su decisión a final de año. En consecuencia, perdieron la oportunidad de conseguir una de las mejores condiciones en muchos años.

En definitiva, si el consumidor se asegura de comprar una gestión eficiente, viva y dinámica, las noticias que han aparecido recientemente en los medios serán una pura anécdota para él, ya que internamente tendrá la seguridad de que su punto de suministro está a salvo de los múltiples factores que alteran el mercado de la energía, a los que hemos hecho alusión en el principio de este artículo.

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